jueves, 24 de marzo de 2016

Tipos de cuenco (III): Thadobati


Originarios de Bután, los cuencos thadobati se encuentran entre los ejemplares más antiguos de toda la familia de cuencos cantores. Algunos de ellos datan del siglo XV y otros pueden llegar a ser incluso más antiguos. Por ese motivo, es inevitable que muchos de ellos muestren signos de haber sido usados durante bastante tiempo, con marcas de martillo en su superficie y grabados que han ido desgastándose con el paso de los años. Dado que son bastante numerosos y relativamente baratos, son una excelente opción para todos aquéllos que estén interesados en invertir en su primer cuenco, si bien la calidad varía considerablemente de uno a otro y los realmente buenos son cada vez más difíciles de encontrar, siendo por tanto piezas muy valoradas por los coleccionistas.


Los cuencos thadobati se caracterizan por su peculiar forma de casco, con unas paredes más rectas y elevadas, y una base tan considerablemente ancha que su diámetro, en ocasiones, se aproxima incluso al del propio borde del cuenco. El labio suele ser liso en los más pequeños y medianos, y raras veces excede el grosor de la pared del cuenco. Sólo los ejemplares de mayor peso suelen presentar labios más gruesos y anchos, los cuales pueden llegar a exhibir muescas o patrones decorativos con forma de hileras de cuentas de rosario (mala) o símbolos del sol (círculos con un punto en su interior; en ocasiones dichos círculos están tan desgastados por el paso del tiempo que únicamente se conservan los puntos). Los cuencos más gruesos y pesados muestran a menudo paredes ligeramente abultadas y desniveladas como consecuencia de las dificultades encontradas durante el proceso de la forja.



Los motivos decorativos que se puedan encontrar en otras partes del cuenco son más bien mínimos... quizás simplemente algunos círculos concéntricos expandiéndose desde el centro de la base en su interior y una o dos filas de puntos perforados en el metal o bien tajos por debajo del borde externo del cuenco. En algunos casos dichos tajos aparecen en secuencias irregulares y cumplen un propósito de índole ritual o musical (ya que es posible alterar y reajustar el tono de un cuenco mediante la extracción de metal). Otros ejemplares pueden presentar una mayor riqueza ornamental, con hileras de cuentas de rosario o soles entre dos líneas paralelas grabadas por debajo el borde externo del cuenco o, a veces, entre dos círculos concéntricos trazados en su centro. En ocasiones dichos soles están dispuestos formando un triángulo invertido. Las piezas más antiguas pueden llevar incluso inscripciones o dedicatorias "punzadas" directamente en sus paredes, lo cual les confiere un valor añadido.  

 
Es importante señalar, llegados a este punto, que el símbolo solar del punto en el interior del círculo es bastante antiguo y sagrado, ya que estaba considerado, en el contexto del Budismo Tibetano, como una representación del Vacío, la Fuente indivisible de la que todos formamos parte. De este modo, el punto no sería sino la contracción del círculo, mientras que el círculo representaría un punto en expansión. Aquellos cuencos en donde estos símbolos solares aparecen dispuestos formando un triángulo invertido se denominan Yoni, en referencia al principio femenino así representado en las tradiciones tántricas practicadas en los Himalayas. Por ese motivo, estos cuencos están considerados como el equivalente femenino a los anteriormente mencionados. Dicho patrón triangular aparecería repetido un total de cuatro veces en la pared exterior del cuenco, en alusión, probablemente, a los cuatro puntos cardinales. Finalmente, los círculos concéntricos localizados en la base representarían la expansión infinita de la vibración hacia el Universo. No sólo la vibración del cuenco al activarlo, sino también la de nuestros propios pensamientos, palabras y obras, abocados a resonar en el cosmos por toda la eternidad. 


El sonido de los cuencos thadobati puede llegar a abarcar cuatro octavas, pese a que algunas notas sean más inusuales que otras. Cuanto más finas sean sus paredes, más grave será su sonido. Algunos de ellos pueden llegar además a presentar una cualidad añadida, la de emitir hipnóticos y cautivadores sonidos cuando son percutidos o batidos con un poco de agua en su interior y mecidos con delicadeza en la palma de la mano (ésta debe estar un poco ahuecada). En ocasiones los círculos grabados en el interior del cuenco marcan la cantidad precisa de agua que se necesita para "despertar" estos fascinantes sonidos que evocan el canto de criaturas marinas, de ahí que sean también conocidos como "cuencos delfín". Esta maravillosa e inopinada cualidad resulta de especial interés en prácticas chamánicas por su habilidad para inducir estados de trance. 


También conocidos como cuencos de la Tara Verde, estas herramientas de sanación operan especial y principalmente en el plano físico, aunque estén igualmente valoradas en prácticas de meditación. De hecho, otro de los nombres que reciben es el de cuencos Buda, en referencia a la muestra más antigua de arte budista de la que se tiene constancia, un bajorrelieve de la región Ghandara tallado en piedra entre los siglos II y III d.C. y conocido como "La ofrenda de los cuatro cuencos". En él se muestra al Buda Gautama sosteniendo uno de estos cuencos en su mano izquierda mientras otorga bendiciones, al mismo tiempo, con su mano derecha. Se cuenta que, tras alcanzar la Iluminación, y después de tan largo ayuno, los Cuatro Guardianes Celestiales le ofrecieron al Buda sendos cuencos de oro para que pudiera comer en ellos. Éste, sin embargo, declinó el ofrecimiento al considerar que aquel metal precioso era inapropiado para un mendicante espiritual como él. Los Guardianes le fueron ofreciendo cuencos hechos de otros metales menos valiosos, los cuales serían igualmente rechazados hasta que finalmente optaron por unos cuencos de piedra, material asociado a la vida monástica. Para no favorecer a uno de ellos en detrimento de los otros tres, el Buda acabó aceptando los cuatro cuencos de piedra, fundiéndolos y transformándolos milagrosamente en uno único antes de empezar a comer.  
       

No hay comentarios:

Publicar un comentario