martes, 22 de septiembre de 2015

In Memoriam: Doctor Mitchell Gaynor (1956-2015)

If somebody had told me when I was a medical student in Dallas, Texas, that one day I would be teaching my patients to use singing bowls to heal themselves, I would have thought he or she was crazy (Dr. Mitchell Gaynor, 1956-2015)


Hace tan sólo unos días se publicó una noticia que causaría una enorme conmoción en el mundo no ya sólo de la sonoterapia, sino también, en general, de las terapias naturales y complementarias: el Doctor Mitchell Gaynor, renombrado oncólogo y pionero en la llamada medicina integradora, había fallecido por causas aún no del todo esclarecidas. Desde el espacio ofrecido por este blog me gustaría rendir homenaje a uno de los grandes visionarios, inspiradores y adalides de un nuevo modelo de medicina que tendría como principal objetivo la sanación del paciente desde de un enfoque eminentemente holístico que contemplaría, además del cuerpo físico, las parcelas de la mente y el espíritu.   


La invaluable labor médica del Doctor Gaynor legitimó la validez de unos tratamientos poco convencionales (entre ellos la terapia de sonido) que la medicina ortodoxa había intentado (y aún a día de hoy no ha cesado en su empeño) desprestigiar tachándola de "pseudociencia". Los óptimos resultados obtenidos con sus pacientes demostraron que es posible (y necesario) combinar el enfoque alopático tradicional con terapias complementarias que permitan trabajar también otras facetas más espirituales del paciente. De este modo, en vez de tratar el síntoma, al Doctor Gaynor le interesaba más bien evaluar y determinar las causas subyacentes de la enfermedad, las cuales provocaban que el cuerpo entrara en un estado de "desarmonía". Como él mismo afirmaba, su labor sanadora se podía resumir en una idea, la de propiciar un cambio "del ego a la esencia".   


Incluido en la lista de los mejores doctores de Nueva York durante los últimos trece años, el Doctor Gaynor se licenció en la prestigiosa UT (University of Texas) Southwestern Medical School de Dallas, mudándose a continuación a la ciudad de Nueva York, donde se especializaría en la rama de Hematología / Oncología en el Cornell University Medical Center. En la Rockefeller University estudiaría la regulación genética del sistema inmune, un factor especialmente crítico en afecciones y enfermedades tales como el cáncer. Su brillante trayectoria le llevaría a ocupar el puesto de director médico de oncología en el Weill Cornell Center for Complementary and Integrative Medicine y también el de Director de Oncología Médica en el Strang Cancer Prevention Center, trabajando además como profesor de medicina en el Weill Cornell Medical College con más de veinticinco años de experiencia tratando a enfermos.  

Miembro de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, el Colegio Americano de Médicos y la Academia de Ciencias de Nueva York, el Doctor Gaynor ha aparecido en diversos medios tales como The New York Times, Good Morning America, The Dr. Oz Show o The Martha Stewart Show, habiendo publicado además un buen número de best-sellers, entre los que se encuentran títulos tales como: Nurture Nature Nurture Health: Your Health and the Environment, Dr. Gaynor's Cancer Prevention Program, Healing Essence: A Cancer Doctor's Practical Program for Hope and Recovery y, por supuesto, dos libros de referencia en el campo de la terapia del sonido, Sounds of Healing y The Healing Power of Sound: Recovery from Life-Threatening Illness Using Sound, Voice and Music


Como puede apreciarse, los méritos y distinciones atesorados por el Doctor Gaynor resultan demasiado extensos como para poder ser condensados en el exiguo espacio ofrecido en la presente entrada, si bien resultan suficientemente significativos y reveladores como para invalidar las críticas de aquéllos que consideran que este tipo de tratamientos alternativos son más propios de un "charlatán" que de un "verdadero" médico. Y pese a que se pueden encontrar grandes y reconocidos terapeutas de sonido cuyo trabajo podría enmarcarse dentro de un enfoque más puramente místico o chamánico, el legado del Doctor Gaynor ha demostrado que lo espiritual no tiene por qué estar reñido con lo científico y que no sólo es posible, sino también deseable, que ambas vertientes coexistan si queremos disfrutar, en el futuro, de una medicina más humana que conciba al individuo como un "todo" cuyas partes están íntimamente interrelacionadas.


No podríamos dar por finalizado el presente homenaje a la vida y obra del Doctor Gaynor sin hacer antes referencia a las circunstancias que propiciaron su primer contacto con el sonido de los cuencos cantores del Tíbet. Sucedió allá por el año 1991, cuando tuvo la oportunidad de tratar en un hospital de Nueva York a un monje tibetano refugiado que respondía al nombre de Odsal y el cual parecía padecer algún tipo de afección cardíaca. Gaynor comprendió que las causas de dicha afección eran eminentemente "espirituales", fruto de un sentimiento de "desubicación" y nostalgia de su hogar. Gracias a la meditación el monje pudo sanar dicha afección, y como muestra de agradecimiento le obsequió al doctor con un auténtico cuenco tibetano. Gaynor relata así su primera experiencia con estos sagrados instrumentos:  

We removed our shoes and settled ourselves cross-legged on the living room floor; Odsal took out a small wooden baton and moved it lightly around the rim of the bowl, in much the same way you might trace the lip of a wineglass with your finger. The sound — a rich, deep note with a strong vibrato that resembled nothing I had ever heard before — was so exhilarating that tears of joy sprang to my eyes; I could feel the vibration physically resonating through my body, touching my core in such a way that I felt in harmony with the universe. I immediately intuited that playing the bowls would change my life and the lives of many of my patients.

El Doctor Gaynor demostró en sus tratamientos a pacientes los múltiples beneficios del canto, la meditación, la música y, muy especialmente, el sonido de los cuencos tibetanos y de cuarzo, los cuales nos ayudan a experimentar estados de profunda relajación y gozar así, por tanto, de una salud más óptima e integral. En dichos estados nuestra respiración se torna más profunda y calmada, con la consecuente disminución de hormonas del estrés tales como la hidrocortisona. Esto, a su vez, permite al sistema inmune funcionar de manera más eficiente, disminuye la presión sanguínea y propicia la liberación de opiáceos completamente naturales como por ejemplo las endorfinas.  


El trágico y prematuro fallecimiento del Doctor Gaynor es una pérdida irreparable, y qué mejor manera de concluir este personal tributo que agradeciéndole la invaluable inspiración que nos ha brindado durante tantos y tantos años y reafirmando el compromiso a seguir honrando su legado día a día. Allá donde estés, Mitch, gracias por mostrarnos el camino y esparcir tu Luz sobre él. Nunca te olvidaremos. D.E.P.  

1 comentario:

  1. mi sincero agradecimiento a un medico con todas las palabras, y donde quiera que estes vibrando, se que seguiras insperando a colegas, que como yo,despertaran a la realizacion de una medicina mas integral, gracias,que estes en la luz, en aquella luz que supistes mostrar a tantos. FORTUNATO SANCHEZ neonatologo , pediatra ,terapista craneosacral

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