El pasado fin de semana inicié en Madrid mi segunda formación en Terapia de Sonido, esta vez impartida por Rafael Monsonís (cuencos tibetanos) y Román García Lampaya (canto de armónicos), y la experiencia fue realmente inolvidable. En un mundo tan rico y fascinante como éste del Sonido siempre hay algo más que aprender y en lo que profundizar, o al menos así lo siento, y cuanto más avanzo por este hermoso camino de crecimiento espiritual, más consciente soy de todo lo que me queda por recorrer y explorar. Me siento inmensamente feliz y agradecido de haber conocido a estos dos grandes Maestros y de poder seguir formándome con el mismo maravilloso entusiasmo que con el que empecé hace más de dos años.
Y por si todo esto no fuera ya suficiente motivo de alegría, el fin de semana me brindó aún más bendiciones, entre ellas mi primera puja de gongs, un intenso ritual de sanación durante la cual se hizo sonar, desde las 22:30 de la noche del sábado hasta las 7 de la mañana del domingo, y de forma ininterrumpida, varios gongs, en este caso concreto seis planetarios afinados a frecuencias de la Tierra, el Sol, la Luna y Urano, entre otros. La ceremonia, profundamente transmutadora e imposible de describir con palabras, estuvo dirigida por Vikrampal Singh en compañía de otros gongmasters. Y lo más curioso es que, pese a que ni el viernes ni el sábado pude dormir demasiado entre el viaje y la puja, el domingo me encontraba pletórico de energía y con ganas de más.
Así pues, tan pronto terminó el primer módulo de la formación, aproveché mi estancia en Madrid para acercarme a Biocultura, la Feria de Productos Ecológicos y Consumo Responsable que tenía como sede el enorme recinto ferial de IFEMA ubicado en el Campo de las Naciones de Barajas. Allí tuve la oportunidad de probar por primera vez (¡otro sueño hecho realidad!) los cuencos de cuarzo de la serie alquímica traídos por los chicos de Anima Quarz (Shirai), experimentar un breve pero intenso masaje a partir de las vibraciones de un enorme gong Tam Tam en el stand de Jacomina Kistemaker y conocer al mismísimo Chema Pascual de Ritual Sounds, con el que tuve una breve pero muy fructífera conversación sobre los usos del gong balinés korng, las campanas birmanas y cómo tocar sus espectaculares astas y caracolas. Y no podría olvidarme de la adorable Noemí Fernández, a la que finalmente pude conocer en persona después de todo este tiempo intercambiando mensajes por Facebook. Muchas gracias por tu simpatía y por dejarme probar todos esos cuencos tan especiales.
En definitiva, un fin de semana mágico y especial que atesoro en mi corazón. Gracias a todos por hacerlo posible y... hasta que el Sonido nos vuelva a reunir... namasté.
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