I
discovered the healing effect of musical intervals while sitting in a
completely soundproof room, resembling a sensory deprivation chamber,
for five hundred hours over a period of two years and listened to the
sounds of my own body. Being a trained musician I became aware of the
many sounds made by my own nervous system. One day I brought two
tuning forks into the chamber and tapped them together. Immediately I
observed that the sound of my nervous system realigned to the sound
of the tuning forks. It was then that I realized that people can be
tuned like musical instruments! (Dr. John Beaulieu)
La oferta de diapasones disponibles para la sonoterapia no sólo es bastante amplia ya de por sí, sino que además está continuamente en aumento. Cada cierto tiempo suelen aparecer más sets, pares o unidades independientes, afinados a nuevas frecuencias "prescritas" con fines específicos, desde los más esotéricos (por ejemplo todos los de la cábala) hasta otros de carácter más...mundano, como el utilizado, por ejemplo, para tratar la celulitis (sí, existe). Por ese motivo, ocasionalmente iremos dedicando alguna entrada en este blog a explicar los fundamentos terapéuticos de, al menos, lo más conocidos y utlizados en consulta con el fin de aportar una, al menos, sucinta orientación acerca de su uso.
La presente entrada está dedicada a un par de diapasones que forman parte del grupo de los llamados Pitagóricos. Dicho grupo consta de una octava media completa de ocho diapasones afinados en la escala Pitagórica en #LA a 426 Hz y que van de un #DO medio a 256 Hz al siguiente #DO a 512 Hz. La afinación Pitagórica se obtenía mediante la división geométrica de una cuerda de un instrumento musical en dos, tres y cuatro partes iguales, y se fundamentaba en la quinta perfecta de razón 3/2 o "quinta justa". Este sistema de construcción de la escala musical se utilizó en la Edad Media, principalmente en el repertorio de Canto Gregoriano (monódico y diatónico) y el organum paralelo (aunque también se sirvieron de sus características melódicas en la polifonía gótica), de ahí que la base armónica de la música medieval sean los intervalos perfectos (o justos) como el unísono, la octava, la quinta y la cuarta (el resto de los intervalos era considerado disonante).
Pitágoras fue no sólo el primer gran matemático de la Historia, sino también el primero en dotarnos de una teoría filosófica sobre la música. Perteneciente al círculo de los llamados filósofos "pre-socráticos", a él se le atribuye el descubrimiento de los intervalos musicales regulares, es decir, la constatación del hecho de que la escalas estaban compuestas a raíz de dividir la cuerda en las proporciones 1:2, 3:2 y 4:3, y estudió el motivo por el que había intervalos concordantes (armónicos) o discordantes (inarmónicos).
Es importante tener en cuenta que la música era considerada por Pitágoras como algo eterno y a partir de lo cual podía conseguirse la purificación del alma (κάθαρσις), permitiendo, asimismo, ratificar, por medio de estas correspondencias interválicas, una doctrina tan fundamental dentro del sistema pitagórico como la idea de la transmigración y reencarnación de las almas. Además, el matemático profundizó en las reacciones específicas producidas por algunos acordes y armónicos en el organismo humano, llevándole a establecer que algunas secuencias sonoras, utilizadas con sabiduría, podían tener propiedades terapéuticas. De hecho, se dice que llegó a componer piezas concretas para inducir el sueño, contrarrestar la ira, combatir los miedos, y sanar determinados malestares, tanto físicos como espirituales, lo cual lo convertiría, sin lugar a dudas, en uno de los primeros "sonoterapeutas" de los que se tiene constancia.
Y por si todo esto no fuera suficiente motivo para justificar nuestra fascinación por la figura de Pitágoras, también a él le debemos la teoría de la música de la esferas, un modelo cosmogónico según la cual el universo, a través del movimiento armónico de los planetas, como si de un gigantesco instrumento se tratase (Pitágoras concebía de hecho el Universo como un infinito monocordio capaz de aunar en armonía los reinos de la materia y el espíritu), produciría una serie de sonidos que el hombre ya no es capaz de percibir al haberse acostumbrado a ellos con el paso de los años. Dichos sonidos estarían diferenciados unos de otros según la posición de la esfera correspondiente y su órbita alrededor de la tierra, cuyas distintas proporciones aritméticas darían como resultado tonos diferentes que, al sonar todos al unísono, compondrían una suerte de armoniosa sinfonía cósmica.
Volviendo a los diapasones Pitagóricos (también conocidos como del Espectro Armónico), en la presente entrada centraremos nuestra atención en dos de ellos, afinados en #DO a 256 Hz (una frecuencia directamente relacionada con la de la rotación de la Tierra) y en #SOL a 384, dos notas en relación armónica y que se pueden utilizar conjuntamente para generar un intervalo musical (es decir, una tercera nota) que recibe el nombre de "quinta justa" o "quinta perfecta", considerado por muchos como el más armónico y agradable. La relación aritmética de frecuencias entre dos sonidos situados a una distancia de quinta justa es de 3:2, proporción que era considerada como profundamente terapéutica y transformadora por el propio Pitágoras. Esto implica que el diapasón #DO de 256 Hz vibrará dos veces más rápido que otro #Do afinado a 128 Hz (128x2=256), mientras que el diapasón #SOL de 384 Hz lo hará tres veces más rápido que el #Do (128x3=384).
Así, al activar ambos diapasones simultánemente, se crea la relación de dos a tres, la cual está considerada como sagrada en numerosas tradiciones ancestrales fruto de una profunda comprensión de los principios que regulan el cosmos: así, Lao Tsé se refirió a este intervalo como el sonido de la armonía universal, responsable del equilibrio entre las energías del Yin y del Yang; en la India, es el sonido a través del cual Shiva llama a Shakti a la danza de la vida; y en la antigua Grecia se consideraba como el sonido emitido por Apolo, el dios griego del Sol, la música y la sanación, con su lira sagrada con el fin de invocar la presencia de los delfines en Delfos, donde estaba erigido el templo en su honor.
Mediante la activación conjunta de estos dos diapasones, también conocidos como "afinadores corporales", se consigue generar una gran sensación de calma y serenidad, equilibrando el sistema nervioso y ambos hemisferios cerebrales al disminuir la actividad de las
ondas cerebrales. Al inducir un estado de profunda relajación, se reduce el estrés y las tensiones musculares a las que estamos continuamente sometidos y se ayuda a mantener la homeostasis. De esta forma, como consecuencia, es posible armonizar el cuerpo y la mente restableciendo nuestra propia
capacidad innata de autosanación. Además, se ha demostrado científicamente que estas frecuencias estimulan la liberación natural de ácido nítrico en la sangre. Desde un punto de vista energético, el uso de estos diapasones permite no sólo equilibrar el campo áurico y nuestro sistema de chakras, liberando bloqueos energéticos, sino también limpiar espacios. Todas estas increíbles propiedades terapéuticas, unidas a su fácil uso, hace que estos diapasones sean una potente y eficaz herramienta en cualquier sesión de sanación.
En cuanto a la forma de activar y aplicar los diapasones, el protocolo habitual es el siguiente: a) activar los dos diapasones y colocar al mismo tiempo el #Do a unos 5 cm de un oído (por ejemplo el derecho) y el #SOL a la misma distancia del otro oído (por ejemplo el izquierdo) durante unos segundos, hasta que se apague naturalmente el sonido y dejen de vibrar; b) volver a activarlos y colocarlos en el oído contrario, el #DO ahora en el oído izquierdo y el #SOL en el derecho; c) repetir los dos pasos previos dos veces más, de forma que se haya aplicado cada diapasón en cada oído un número total de tres veces. Opcionalmente, también se pueden colocar ambos diapasones a la vez en un mismo oído, alternando un número total de tres veces en cada lado. La persona que recibe estas frecuencias puede, asimismo, entonar con su voz los sonidos que está recibiendo para potenciar aún más sus efectos. En cualquier caso, el Doctor John Beaulieu, uno de los principales innovadores en el campo de la terapia de sonido y pionero en la sanación a través de diapasones, recomienda la exposición a este intervalo armónico durante unos pocos minutos tanto por la mañana como por la noche.
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