domingo, 14 de agosto de 2016

Daniel Brower en Sevilla


Esta semana (10 al 14 de agosto) hemos tenido el inmenso honor de contar en Sevilla con la presencia del mismísimo Daniel Brower, llegado directamente desde Argentina. Fundador del Círculo de Sonido, viajero inagotable y cuenquero de corazón desde hace más de veinte años, Daniel se ha convertido, por méritos propios, es uno de los grandes referentes a nivel mundial en lo relativo a los cuencos de cristal de cuarzo. 

Sin embargo, más allá de toda esta vasta experiencia y el largo camino que lleva recorrido explorando el ilimitado potencial terapéutico de las cristalinas frecuencias de estos cuencos afinados a la escala de 432 Hz, lo que más llama la atención de él es su enorme humildad y la apertura tan brillante de su corazón. Y ése es, probablemente, el motivo por el que ha dejado una huella tan grande en todos los que hemos tenido la enorme fortuna y privilegio de haberlo conocido.


Ha sido una semana intensa cargada de vivencias inolvidables, incluyendo una exhaustiva formación en estos instrumentos de sanación y crecimiento espiritual, meditaciones, conciertos gratuitos al aire libre e incluso una mágica Ceremonia de Armonización que ha tenido lugar esta mañana en el Parque del Alamillo como broche final. ¡Una semilla de cristal ha sido plantada estos días en el corazón de nuestra ciudad con el fin de elevar su frecuencia!

Me gustaría darle las gracias a Daniel por su bondad, humanidad y enorme generosidad a la hora de compartir sus amplios conocimientos. Para mí ha sido como un sueño hecho realidad y atesoraré por siempre todas estas experiencias en lo más profundo de mi Ser. Quisiera extender mi gratitud a Mar por haberlo organizado todo tan bien y, en general, a todas aquellas personas que han participado en las actividades propuestas, compartiendo así con nosotros la magia y el hermoso mensaje que traen para nosotros los cuencos de cuarzo. 


Daniel, eres un ejemplo para todos aquellos que nos dedicamos y entregamos al mundo del Sonido, y siempre recordaré la sutileza y dulzura con la que te relacionas con estos instrumentos celestiales. Muchísimas gracias, una vez más, por haber entrado para siempre en nuestras vidas y por tu entrañable amistad. Jamás te olvidaremos. ¡Sat Nam!     




















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