lunes, 17 de septiembre de 2018

Gong "Flor de la Vida" de Meinl


Nos llena de felicidad el poder presentaros nuestra última adquisición en la familia de gongs. Se trata del gong de 91 cm de diámetro "Flor de la Vida", creado por la casa alemana Meinl en estrecha colaboración con el legendario percusionista y visionario Maestro alemán de gongs Jens Zygar. Fue Zygar quien, inspirado por las teorías de la Octava Cósmica del matemático y científico suizo Hans Cousto (1948-), desarrollaría a finales de los 80 el concepto de los gongs planetarios en cooperación con la empresa Paiste. Estos instrumentos, afinados a frecuencias naturales, fueron posibles gracias a la combinación de fórmulas astronómicas y musicales, convirtiendo todo el sistema solar, literalmente, en sonido a través de la ley de la octava, la cual se rige por unos principios puramente matemáticos.


El gong "Flor de la Vida" es la metáfora sónica del sonido creativo primordial, y su afinación representa el origen de todas las cosas a través de la Geometría Sagrada. La Flor de la Vida es un símbolo que representa una figura geométrica compuesta por 19 círculos completos del mismo diámetro y 36 arcos circulares que forman un conjunto de forma hexagonal, incluido a su vez en un círculo mayor. Estos 19 círculos completos se solapan creando patrones radiales simétricos similares a una flor. Según Drunvalo Melchizedek (1941-), la antigüedad de este patrón es de unos 6000 años, y tendría su origen en el Egipto faraónico, si bien existen otras teorías discrepantes al respecto y parece ser un símbolo universal no adscrito a ninguna raza o religión en concreto.



En su obra The Ancient Secret of the Flower of Life: Volume 1 (1999), Drunvalo afirma que La Flor de la Vida contiene dentro de sus proporciones todos y cada uno de los aspectos de la vida existentes: cada fórmula matemática, cada ley de la física, cada armonía musical, toda forma de vida biológica, cada átomo, el conocimiento de lo Masculino y de lo Femenino, e incluso cada nivel dimensional. Es por eso que se consideraría sagrado en muchas culturas ancestrales alrededor de todo el mundo (Turquía, India, Japón, China, Israel, Egipto...), ya que este símbolo vendría a demostrar hasta qué punto todas las cosas provienen de una Fuente común y se encuentran íntima y permanentemente entretejidas entre sí. Es un símbolo que se encuentra íntimamente ligado a la Naturaleza y que constituye el lenguaje primario del Universo.


De esta manera, la Flor de la Vida podría ser entendida como el Patrón de la Creación, una suerte de Plantilla que simboliza el Orden Cósmico y que posee, por tanto, un efecto altamente armonizador. A partir de la composición geométrica de la Flor de la Vida se pueden extraer o derivar otros patrones geométricos, como por ejemplo la Vesica Piscis, el Árbol de la Vida de la tradición cabalística, el Fruto de la Vida, el Cubo de Metatrón y los cinco Sólidos Platónicos. Mientras que algunas de dichas figuras (por ejemplo el Fruto de la Vida o Cubo de Metatrón) derivarían de la Flor de la Vida, otras tales como la Semilla de la Vida o el Huevo de la Vida podrían considerarse, más bien, como partes constituyentes de la misma.


Así, el primer círculo de esta matriz divina, ubicado justo en medio, representaría el Origen, la Fuente de toda vida. Añadiendo un segundo círculo centrado en cualquier punto del perímetro del primero se obtiene la Vesica Piscis. Si a continuación damos la vuelta alrededor del círculo original, hallando el punto de intersección entre dicho círculo y el que se ha acabado de crear, y dibujando un nuevo círculo centrado en este punto, obtenemos la Semilla de la Vida. Se dice que los siete pasos que hay que seguir para derivar esta figura simbolizan los primero siete días de la Creación.


En los seis círculos exteriores de la Semilla de la Vida encontramos seis nuevos puntos de intersección que van a constituir los centros de la siguiente iteración de círculos, dando como resultado final la siguiente figura, conocida como el Huevo de la Vida. Se dice que la distancia entre sus esferas es idéntica a la que existe en música entre los tonos y semitonos de nuestra escala cromática. Según Drunvalo, la estructura tridimensional del Huevo de la Vida contendría 8 esferas en vez de 7, contenidas en el centro de un cubo de Metatrón en tres dimensiones. Esta estructura se correspondería con las ocho primeras células del cuerpo, obtenidas durante el desarrollo embrionario a partir de la tercera división celular. Dichas células se encontrarían además en nuestro centro geométrico exacto, ligeramente por encima del perineo, y serían las únicas que no mueren para ser reemplazadas por otras nuevas:

En estas primeras 8 células se encuentra verdadera naturaleza, más aún que nuestro propio cuerpo físico. Estas ocho células son inmortales. Cada célula en su cuerpo muere en un periodo de cinco a siete años y es reemplazada por una nueva, excepto las ocho células originales. Ellas permanecen vivas desde el momento en que son concebidas hasta el día que mueren y dejan su cuerpo. Todo el resto pasa a través de sus ciclos de vida, pero no estas ocho. (Xavi Madrid)


A partir del Huevo de la Vida obtenemos el patrón central de la Flor de la Vida de 19 círculos completos mediante otra iteración más, dibujando círculos centrados en los puntos de intersección exteriores. La Flor se terminaría dibujando medios círculos centrados en los puntos de intersección de los círculos externos y en los puntos tangentes con el círculo envolvente exterior. Los "pétalos" de las "flores" externas se completarían también, y se dibujaría un segundo círculo exterior para dar como resultado un patrón de 19 círculos completos, cada uno con su correspondiente "flor" dentro.


El símbolo del Fruto de la Vida, compuesto por 13 círculos organizados en tres líneas de cinco círculos tangentes, derivaría del diseño de la Flor de la Vida. Se dice que el Fruto de la Vida representa el Plano del Universo, ya que contiene la estructura de cada átomo, molécula y toda forma de vida. También contiene la base geométrica para la delineación del Cubo de Metatrón: si el centro de cada círculo constituye un "nodo", y cada nodo está conectado a otro a través de una única línea, se crea así una red de un total de setenta y ocho líneas que conforman una figura cúbica. En dicho cubo se encuentran contenidos los cinco Sólidos Platónicos, que son los componentes básicos de la vida orgánica: el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro.


La representación tridimensional del Cubo de Metatrón estaría formada por 64 esferas tangentes (4x4x4). El 64 es un número especialmente relevante y dotado de un profundo simbolismo en culturas ancestrales. En primer lugar, es el número de células que marca el final del proceso de segmentación hasta el inicio del proceso de gatrulación. Ésta es sin duda la etapa más importante para el desarrollo embrionario, ya que a partir de aquí se generarán todos los tejidos del cuerpo. Y no sólo eso, ya que el número 64 hace también referencia al número de codones (tripletes de nucleótidos) de nuestro código genético, al número de hexagramas contenidos en el I Ching, al número de tantras no dualistas atribuidos directamente a Shiva, al número de posturas del Kamasutra, al número de runas de las tablas mayas de la Ley del Tiempo, al número de dimensiones principales según los Vedas, al número máximo de trazos encontrados en un carácter chino y al número de formas o manifestaciones del Señor Shiva en el Hinduismo, entre otras interesantes coincidencias. Como puede apreciarse, el 64 ocupa un importante papel en la numerología de la India, ya que se considera que posee poderes mágicos. También se afirma que el 64 estaría incluido en la codificación del nombre de Dios en hebreo, representado mediante las cuatro letras (YHVH) que conforman el tetragrámaton.


Como veremos a continuación, esta digresión acerca del simbolismo del sesenta y cuatro no es del todo caprichosa y está justificada por el hecho de que la frequencia fundamental a la que está afinado el gong "Flor de la Vida" de Meinl de 91 cm (36 pulgadas) es, precisamente, de 64 Hz. La pregunta lógica es... ¿cómo se llega a esta cantidad? Si partimos del número uno, la unidad, sólo tenemos que seguir una progresión geométrica universal en donde el elemento siguiente se obtiene multiplicando el anterior por 2: 1 > 2 > 4 > 8 > 16 > 32 > 64 > 128. Ahora imaginemos que estos números hacen referencia a frecuencias en hercios. Toda cantidad por debajo de los 16 se sale del rango de audición humana, que oscila entre los 16-20 hz hasta los 16.000-20.000 hz. Por tanto, en una escala de 430.54 hz, 16 hz sería la frecuencia de una nota DO de la octava 0. Si subimos a la octava siguiente, la nota DO de la octava 1 se correspondería con una frecuencia de 32 hz, y si subimos aún una octava más, llegamos a una nota DO de la segunda octava de una frecuencia de 64 hz.


Por este motivo, el gong "Flor de la Vida" de 91 cm está afinado a una nota DO de la segunda octava con una frecuencia de 64 hz, mientras que su "hermano pequeño", de unos 60 cm (24 pulgadas), se corresponde con una nota DO de la tercera octava, a una afinación de 128 hz (frecuencia a la que el filósofo y ocultista austríaco Rudolf Steiner [1861-1925] le atribuía un papel fundamental en la evolución espiritual de la humanidad). En ambos casos, tanto la nota como la escala de afinación sería la misma, sólo cambiaría la octava y, por tanto, la frecuencia, dentro de la progresión geométrica universal a la que hicimos referencia en el párrafo anterior. En la siguiente gráfica podemos apreciar claramente cómo una frecuencia de 64 hz (o 128 hz) se corresponde con la nota DO dentro una escala de afinación de LA de cuarta octava a 430.54 hz y con el color verde, que se encuentra, además, justo en el centro del espectro de luz visible. Al fin y al cabo, la Flor de la Vida representa el origen y, por tanto, el centro mismo de la creación.


Como ha podido apreciarse, la afinación de este gong no es para nada aleatoria, ya que posee un valor central e incorpora una importante información de índole geométrica que se ancla en nuestras células, armonizándonos en un patrón sonoro universal. Fabricado de manera artesanal en Alemania por el Maestro Broder Oetken a partir de una aleación alpaca (cobre, níquel y cinc), el gong  "Flor de la Vida" de Meinl es una maravillosa y majestuosa herramienta vibracional, con unos graves muy profundos que nos transportan al interior de la Tierra y angelicales coros de armónicos que nos elevan al Cielo. Su sonido resuena con la misma Fuente de toda Creación, ya que constituye la plasmación audible del Orden Geométrico Original. La suya es, en definitiva, la vibración fundamental de la Vida tomando consciencia de Sí Misma y expandiéndose ad infinitum a través de algoritmos de Divina Perfección.   

         

          Ficha
  • Diámetro: 91,44 cm (36'')
  • Afinación: 64 Hz / DO2 (LA4: 430.54 Hz)
  • Peso: 11 kilogramos aproximadamente 
  • Aleación: alpaca
  • Producción: martilleado a mano
  • País de producción: Alemania
  • Particularidades: Afinación precisa a través del martilleado, logo impreso





Agradecimientos:

- I would like to thank Konstantin Jagoulis and Broder Oetken for all the useful and very valuable information provided regarding the tuning of this gong.

- Me gustaría darle las gracias a mi querido amigo y Maestro Xavi Madrid por compartir su sabiduría en torno a la Geometría Sagrada de la Flor de la Vida conmigo.


Algunos enlaces de interés:

- xavimadrid.es/la-flor-la-vida

- reydekish.com/2014/07/16/la-flor-de-la-vida

- www.bibliotecapleyades.net/geometria_sagrada/esp_geometria_sagrada_4.htm

- origenhumano.blogspot.com/2013/10/la-flor-de-la-vida.html

- www.sacred-geometry.es/?q=es/content/la-flor-de-la-vida

-www.abzu2.com/2014/01/29/the-flower-of-life-and-the-64-tetrahedron-grid-the-mother-and-father-of-the-geometry-of-the-fabric-space

- icosmo.de

- cosmowelfare.de/spiritual_tuning/scales/c_chromatisch.html

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